Días atrás se vivió una gran experiencia educativa y tecnológica cuando se produjo el lanzamiento de cinco satélites experimentales en el marco de una iniciativa denominada Cansat (satélite del tamaño de una lata) que buscó estimular a los estudiantes de la escuela secundaria a despertar vocaciones científicas e incentivar la exploración del área espacial.
Mario Chury es ingeniero de la UTN Concordia, graduado y docente, y estuvo en todo el proceso de diseño, prueba, lanzamiento y operación de los dispositivos creados por estudiantes secundarios.
Cansat es una propuesta internacional, impulsada por varias agencias espaciales del mundo entre ellas la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) y la Agencia Espacial Europea (ESA), que invita a estudiantes a construir una carga útil, cuyo tamaño no supere al de una lata de gaseosa, y lanzarla en un cohete hasta una altitud aproximada de un kilómetro.
Si bien la convocatoria Cansat fue llevada adelante por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Mincyt) junto con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) el proceso, seguimiento y observación estuvo a cargo de Pablo González (Universidad Tecnológica Nacional Haedo) Francisco Gutiérrez (UTN Córdoba) y Mario Chury (UTN Regional Concordia).
Para conocer más sobre la propuesta que intenta acercar a los jóvenes a la actividad espacial, en línea con el Plan Nacional Espacial que lleva adelante la Agencia Espacial Argentina, el ingeniero electricista Mario Chury uno de los organizadores y capacitadores de esta iniciativa comentó «Fuimos los iniciadores de la movida junto con un docente de Córdoba y de la UTN de Haedo. Arrancamos con esto en plena pandemia, empezamos a organizar, a pensar cómo hacer un concurso, cómo evaluar y de ahí se lo propuso a la Conae y la Conae al Ministerio que enseguida aceptó la propuesta y así arrancó esto».
Sobre el origen de la convocatoria, Chury dijo: «En Texas, Estados Unidos, hay una competencia mundial pero a nivel universitario y en Europa se usa mucho con escuelas secundarias, así que tomamos la idea un poco de los dos proyectos. Si bien propusimos que sea con escuelas secundarias y universitarios, se hizo sólo con estudiantes secundarios».
Seguidamente Chury dio cuenta de la cantidad de inscriptos en la primera etapa: «Nunca se pensó la convocatoria que iba a tener. Creíamos que serían unos 50 equipos y no 900 como se inscribieron, entre ellos hubo dos escuelas de Entre Ríos».
En total, 4.500 alumnas y alumnos recibieron capacitaciones por parte de profesionales de la Conae y de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), a fin de adquirir los conocimientos, las herramientas y los materiales necesarios para realizar el desarrollo del proyecto.
En la segunda instancia, los equipos participantes debían enviar un formulario PDR (Revisión Preliminar del Diseño), donde describían su proyecto, y un video de presentación del equipo. Ambas producciones sirvieron para la evaluación y definición de los equipos que siguieron en carrera.
«Tenían que presentar un proyecto diseño, detallando cómo lo iban a diseñar, qué función iba a cumplir el pico satélite y pasar de la idea a ponerlo por escrito. Ahí se quedó la mitad en el camino. Sólo 450 escuelas presentaron la documentación, de esas tenían que quedar 28 a las cuales la Conae les entregó el kit para diseñar el picosatélite. Ese grupo integró la escuela Renacer de Concordia que recibió el kit», explicó el docente.
Tras superar diferentes instancias, llegaron a la final cinco equipos, cuyos Cansat deberían cumplir la misión primaria propuesta por la Conae: medición de presión y temperatura durante el tiempo en vuelo, y la transmisión de esos datos a la estación terrena. También debería cumplir una misión secundaria específica diseñada por los y las estudiantes.
«Hubo una gran variedad de propuestas, algunas por ejemplo medición de contaminación del aire, medición de monóxido de carbono a diferentes alturas, detección temprana de incendios forestales utilizando imágenes de cámaras infrarrojas, medición de luz ultravioleta para hacer una alerta en tiempo real del tiempo de exposición sin protección».
De las 28 instituciones que recibieron el kit para armar su dispositivo, cinco fueron los finalistas y pudieron hacer despegar su diseño. En las instalaciones del Centro Espacial Teófilo Tabanera, en Córdoba, se produjo el asombroso lanzamiento de los cinco satélites Cansat construidos por alumnos de Formosa, Misiones, Buenos Aires y Córdoba.
«El cuello de botella fue la cantidad de motores para cohetes que había en la Argentina porque sino hubieran lanzado un poco más», contó Mario que indicó también que esos motores se fabrican en Estados Unidos y requieren de certificaciones para comprarlos porque utilizan combustibles sólidos tipo pólvora.
Los equipos ganadores corresponden a escuelas técnicas y fueron: “Caelus”, de la Escuela Técnica N°9 D.E 7 «Ing. Luis A. Huergo» de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; “electroSix”, del Instituto Técnico San José de la provincia de Córdoba; “gVIE”, del Instituto Técnico Salesiano Villada de Córdoba; “Meraki”, de la Escuela Provincial de Educación Técnica N° 3 de Formosa; y “Ad Astra”, de la Escuela Provincial de Educación Técnica N° 18 de Misiones.
Mario estuvo en todo el proceso que implicó diseño, prueba, lanzamiento y operación del satélite y también fue parte de las entrevistas con los alumnos.
«Cuando hicimos la evaluación de uno por uno nos preguntaban si se iba a realizar otro certamen. Hasta ahora sabemos que el año que viene habrá una nueva convocatoria con la inclusión del nivel universitario. Había muchas escuelas que se enteraron después de que había sucedido todo esto, por eso creemos que será más abarcativa. Es muy necesario que se promuevan estas acciones, durante las conferencias escuché que se indicó que en tema espacial no hay profesionales para el área, por lo que es fundamental empezar a despertar vocaciones».
Fuente:
Diario UNO – Dina Puntín
ENTREVISTA EN EL PROGRAMA DESDE EL CONOCIMIENTO (C5N)
