Se realizó la segunda edición del Desafío UTN Rural

desafio utn rural 2012

Algunos de los competidores del Desafío UTN Rural, edición 2012

El domingo 8 de agosto, se desarrolló la segunda edición del Desafío deportivo UTN Rural. El Departamento Licenciatura en Administración Rural de la Facultad, preparó este material sobre la competencia.

El gran DESAFÍO, con lluvia

Desde la noche anterior todos los pronósticos aseguraban  lluvia, pero los competidore tenían ya su remera amarilla y gris, su número y sus piernas listas. Nadie quería renunciar, así que una hora más tarde, a las 9 hs, cuando ya no había tormenta eléctrica, 74 participantes agrupados en 23 equipos y más de 60 organizadores y colaboradores, se largaron al Desafío, el agua y la diversión en el campo El Alambrado.

Naturalmente con un esfuerzo físico más importante del esperado, por lo pesado del circuito, se sumó la gran complicación de la hoja de ruta mojada y el apuro, determinando que la mayoría de los equipos no pudiera orientarse bien en el recorrido y algunos quedaran literalmente fuera del mapa, los organizadores recorrían los lugares más inusitados en busca de corredores perdidos, que no sólo se atrasaban enormemente en el tiempo sino que además las piernas les pasarían factura más tarde por los metros andados de más.

Finalmente, con los últimos equipos habiendo hecho más del doble de la distancia esperada, tomaron las bicicletas y salieron del campo con el agua hasta las rodillas cruzando el arroyo ayuí por el puente roto después de haber recolectado canto rodado, medido árboles y apilado rollos de ecualipto.

De allí, al sur por el camino de la Tortuga Alegre llegaron al kiosco El Tatá, donde plantaron huerta y se tuvieron que meter al gallinero a juntar huevos, por caminos internos llegaron a viejas canteras y con casi 10 km de bicicleta comenzaron algunas roturas y demás que complicaban la cosa, pero la estética del paisaje de la Pampa Soler ayudaba a seguir. Aproximadamente a los 17 km de ciclismo comenzaba un interesante sendero por dentro de la selva en galería, que desemboca en la playa los Tomates y el desafío en la zona era “cortar” ladrillos, es decir, manos al barro para llenar moldes y darlos vuelta, allí, la lluvia que había acompañado todo el recorrido con algunas intermitencias, daba paso a una sensación de frío tanto por la atmósfera como por el consumo energético que ya se hacía notar. Tres km más por campo y calles hasta el vivero municipal donde levantaban un árbol que luego tenían que plantar como arbolado urbano, en el hotel San Carlos se debía realizar un cálculo que resultaba en la combinación del candado para abrir el portón.

Ya por calle Victorino Simón, ordeñar una taza de leche de vaca o ensillar correctamente un caballo era el próximo desafío, de allí, a dar una vuelta en la calesita de la costanera, siendo el día del niño, no podía faltar . . .  Un repaso de la historia en el pasaje de las barracas y un tramo de regularidad llevaba a dejar las bicicletas en la UTN, además de contar cuantos huevos llegaron sin romper y zarandear y pesar el canto rodado, armar un circuito eléctrico y buscar unos datos en la exposición de trabajos de seminario final de la Lic. en Adm. Rural. Los competidores preguntaban insistentemente cuántos km era el ciclismo, incrédulos de los 27 anunciados, seguramente por el esfuerzo y algún exceso cometido.

Ya un poco recuperada la respiración, salieron de compras, hasta el Circulo Italiano donde dejarían elementos que luego servirían para el almuerzo. De allí en colectivo al Bar Ducasse, a ganar un truco de 5 puntos para poder seguir, era literalmente una fiesta, pese al cansancio. Por calle Gregoria Pérez y A. de Luque hasta que se corta en un sendero sobre la antigua vía del FFCC, allí una zona de microbasurales en recuperación los esperaba con un desafío de conciencia ambiental, luego por calle Colón y el último esfuercito hasta la UTN donde esperarían, un energético y riquísimo guiso de lentejas que fue el gran gusto de los competidores y permitió disimular el frio, la humedad y el barro mientras se esperó hasta el último equipo para comenzar con la entrega de premios, que incluyó no sólo a los primeros sino también algunos  especiales, al equipo más divertido, al más embarrado, al más perdido, a los que rompieron la bici, al que llegó último, a los dos profesores de UTN que lo completaron y más.

Sin lugar a dudas el momento el aplauso más emotivo fue para el equipo “Bella Vista”,  integrado por dos no videntes y sus profes, compitiendo de igual a igual mostraron su capacidad en un día muy complicado por las condiciones atmosféricas y encima ganaron el desafío por la mejor consigna ambiental. Todos, competidores, organizadores y hasta el locutor salieron a las escaleras de entrada para aplaudirlos en la llegada. ¡Se comieron unos cuantos platos de guiso de lentejas también!

Una carrera muy difícil para los competidores, un gran desafío para los organizadores que gracias innumerables colaboraciones, todas fundamentales, se logró con éxito, “gracias” y “buenísimo” fueron las palabras que más se escucharon (también sonó mucho, no puedo más…).

Ahora, ya lunes, vuelven a sus actividades académicas, algunos rengos subiendo la escalera, todos comentando lo sucedido con bromas y risas.

Y pensar que algún ingenuo o desentendido podrá pensar que fue sólo una carrera…